Dramaturgia de Gibrán Portela. Idea original de Lizeth Rondero

Idea original de Lizeth Rondero
Dramaturgia de Gibrán Portela

A mis abuelitos Alfonso Rondero Andrade y Julieta García Rello.
Abuelitos, no sé en qué parte del cielo estarán, pero confío en que éste trabajo vuele adonde quiera que estén para que con él me escuchen decirles - adiós, nos volveremos a ver -
Están presentes en cada instante de mis días.
L. R.
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Propuesta escénica

El proyecto surge como un ejercicio personal de evocación y como un ejercicio de estilo: En esta puesta en escena quisimos acentuar el lado personal e íntimo del discurso teatral y experimentar una dinámica de trabajo en la que a partir de la inquietud de un miembro de Teatro de los Sótanos se generara una creación colectiva.
 

El proyecto fue iniciativa de la actriz Lizeth Rondero quien, como primer paso para la creación de este espectáculo, escribió algunos recuerdos de su infancia en pequeñas escenas dramáticas y buscó una estructura tentativa para la creación de un texto cuyo tema fuera el universo infantil del adulto. Encontró en la obra de Robert Schumman Escenas de la infancia Op. 15. una fuente inagotable de imágenes, así como una sugerente estructura elíptica y evocativa sobre la cual basar el trabajo. 

Por otro lado, para darle al proyecto una dimensión no biográfica y tomar a la ficción como el principal objetivo, para la construcción del texto buscamos una perspectiva que le diera al proyecto el desapego necesario: Encontramos en el dramaturgo Gibrán Portela al cómplice perfecto para construir en colaboración el texto dramático. Ambos comenzaron a escribir con base en sus recuerdos de infancia e inspirados por la obra de Schumman. A dichos ejercicios dramáticos Gibrán iba dándoles estructura hasta que conjuntamente encontraron una historia que nos entusiasmaba al equipo completo y que sin duda era nutrida por sus inquietudes personales.

Una vez comenzado el experimento dramatúrgico se integraron los otros miembros de la compañía Teatro de los Sótanos para continuar la construcción del texto pero ahora basado sobre el trabajo escénico y generar así una puesta en escena de creación colectiva. 


Muy pronto el tema de partida nos condujo a confrontar el abandono, la muerte, el silencio y la pérdida con el gozo de los recuerdos infantiles. La motivación del grupo fue explorar el abismo que separa el presente del pasado y el dolor callado que habita entre ambos.
 
 

PROPUESTA DE DIRECCIÓN

Queríamos experimentar también con el director: que el montaje fuera una creación donde la dramaturgia estuviera ligada íntimamente al desarrollo escénico. Por lo tanto, el texto terminó de escribirse durante los ensayos, deconstruyéndose y modificándose gracias a la dirección escénica y a las propuestas de los actores.

La principal característica del texto es su cualidad poética; anecdóticamente la historia es sencilla, sin embargo la forma en que se cuenta, casi en su totalidad, es a través de imágenes y escenas sueltas, dándole así dramáticamente más peso a lo que se ve que a lo que se dice. Esto nos condujo a la creación de un contenedor estético que evocará a la infancia a través de la perspectiva del adulto, pudiendo con ello abarcar ambos universos (el adulto y el infantil con sus poderosas imágenes). Nos planteamos el reto de generar una obra sobre la infancia para adultos. Para ello conjuntamos la experiencia del director en la creación de imágenes y en el teatro sin palabras, con la experiencia que nosotros como actores hemos tenido en el teatro de texto.

El trabajo actoral se basó en la exploración de cada actor sobre su niño interior, intentando honestamente contactar con esas cargas energéticas, con los símbolos propios de nuestra infancia y con la fragilidad del recuerdo. La premisa fue alejarse lo más posible de una construcción formal.

El texto plantea 3 actores: para los personajes de las 2 hermanas (adultas y niñas)  y un personaje masculino que hará múltiples personajes. Las hermanas, sin cambios de vestuario, se transforman de adultas a niñas y viceversa a vistas del público. Esto nos ha requerido de un sumo cuidado en la interiorización de los personajes para evitar caer en la imitación de la forma exterior del niño y alejarse así de la esencia, cuya profundidad es realmente nuestra búsqueda. “Destapar la inocencia” se volvió el objetivo en la actoralidad, asumir lo lúdico de nosotros mismos y rencontrarnos con el suspiro infantil. Asimismo encontrar la potencia necesaria para regresar a las mujeres adultas, sin forzar a través de recursos exteriores dicha transformación. Nos valimos de entrenamientos como la danza Butoh y la técnica vocal Roy Hart, así como de la asesoría de la maestra de voz Hebe Rosell para alcanzar dichos encuentros puramente energéticos.

PROPUESTA DE ESCENOGRAFÍA


La estética del montaje busca destacar la potencia de los recuerdos infantiles y la riqueza de significado de los objetos evocados. Buscamos darle también al espacio escénico y a los objetos que lo conforman la indefinición o inexactitud de la memoria, que bien puede colocar un recuerdo en un espacio al que nunca pertenció.
    
Nuestra intención fue crear un espacio onírico donde los objetos simbolizan rasgos de los personajes y también momentos significativos de su pasado; objetos que parecen detenidos en el tiempo, como una fotografía. Sara y Luisa, los personajes principales, están atrapadas en los recuerdos de una ruptura familiar que se detonó en el momento en el que Antonio, su hermano pequeño, murió ahogado en el mar durante unas vacaciones. La escenografía es por lo tanto la reconstrucción simbólica del lugar dónde esta ruptura comenzó: La casa en la playa a orillas del mar.

La escenografía además busca transmitir la sensación de inmensidad en los espacios de juego que de niños tuvimos. Para ello, y queriendo jugar con todas las posibilidades de la teatralidad, una casa de muñecas es la casa en la playa, una colcha gigante la arena, un lienzo de tela el mar y unos marcos sobredimensionados las fotografías de la infancia.

Con estos elementos se crean los diferentes espacios tanto del pasado como del presente de ambas hermanas (los departamentos de cada una, la casa abandonada de la infancia que van a dividirse por la herencia, una carretera, etc...). La utilería se compone de diversos juguetes infantiles que funcionan en el contexto de la narración teatral. Otro elemento importante es un ataúd de niño que siempre está presente en la escena, inamovible; recordándo con ello la muerte de Antonio y la finitud de las cosas. La escenografía se realizó pensando en acortar los tiempos de montaje, en ser práctica para viajar y en ser de fácil almacenaje (la casa se desarma en 3 mamparas plegables.)